Además de los ya conocidos procesos constituyentes recientes en el cono sur, también hay experiencias recientes en las que distintos países entraron en un período de cambio constitucional. Dos casos interesantes en los cuales basarnos y aprender son los casos suizo y sudafricano.
Durante 1999 en el país europeo, se llevó a cabo un proceso constituyente a través de un Congreso/Comisión Constituyente. Este órgano fue electo popularmente con el mandato de elaborar una nueva constitución y luego entrar en ejercicio como Congreso. Luego de esto, se ratificó la elaboración de la nueva carta magna a través de un plebiscito nacional. Dos aspectos importantes de los cuales aprender sobre el proceso vivido en Suiza son, en primer lugar, la calidad del proceso. Esto, debido a que el proceso fue llevado a cabo con todas las garantías legales y democráticas, delimitando ordenadamente las funciones del órgano encargado de elaborar la Constitución, permitiendo elecciones libres, limpias y con total normalidad y especificando las labores posteriores del órgano encargado de redactar la nueva Constitución.
Otro aspecto importante es la participación ciudadana. No sólo la participación se redujo a la elección del Congreso y la ratificación a través de un referéndum, sino que durante el proceso hubieron espacios de diálogo y mecanismos para que la ciudadanía formara parte del proceso.
El caso sudafricano sin lugar a dudas es un caso bastante peculiar y reformador para la sociedad sudafricana. Luego de décadas viviendo bajo el apartheid, y después de intensas protestas, muertes y alteración en la sociedad sudafricana, quienes gobernaban al inicio de la década de los 90 acordaron llevar a cabo un proceso de profunda reforma en las instituciones civiles sudafricanas.
Una de estos cambios significó reemplazar la Constitución vigente hasta ese momento por una nueva, para así lograr crear un nuevo pacto social que no estuviera marcado por conflictos raciales sino por buscar unidad nacional y respeto mutuo entre los distintos componentes de la sociedad civil. Esto quedó plasmado en la Constitución Sudafricana que rige hasta el día de hoy, la cual fue elaborada por un Congreso Constituyente y que luego pasó a transformarse en el Congreso “regular” de la nación. Si bien uno podría enfocarse en el proceso en sí y obtener lecciones, un elemento mayor aún a destacar es el carácter de unidad que se le adjudicó a esta nueva Constitución, la cual marcó el inicio de la democracia Sudafricana.
Esto nos sirve como lección como país, ya que si bien nadie duda que vivimos en democracia, pareciera que nuestra actual Constitución genera más disenso que unión, por lo que este nuevo proceso constituyente y democrático puede ser útil para que logremos acordar entre todos las reglas básicas y principales de nuestro país, buscando llevar a cabo un proceso ejemplar y con todas las garantías democráticas que exige el momento.
¡Ten un debate ciudadano respecto a este tema!
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