Cuando hablamos de la sociedad, podemos encontrar distintos componentes que hacen de cada una un sistema complejo y único, pero más allá de las características que diferencian a una de la otra, siempre habrá un común denominador: la educación. De esta manera, se necesita de una población educada para la completa realización de la democracia.
Cuando hablamos de ciudadanía, se hace referencia a la posesión de ciertos derechos, el cumplimiento irrenunciable de deberes sociales, y la oportunidad de contribuir a la vida pública comunitaria mediante la participación. Asimismo, las capacidades de la ciudadanía pueden mejorar los valores de la vida democrática para todas y todos en derechos y responsabilidades
El incipiente debate sobre educación para la ciudadanía ha comenzado en España al integrar la concepción de ciudadanía en las escuelas con el fin de ofrecer al alumnado un espacio de reflexión y estudio relativo a las características esenciales y el funcionamiento de un régimen democrático, como de los principios y derechos establecidos en la Constitución española, y sobre cómo los valores comunes integran la base de la ciudadanía democrática en un contexto global.
Actualmente, nos encontramos en un contexto de apatía por las cuestiones políticas, lo que ha llevado a tener una fuerte crisis de representación, identificando como principal desafío recuperar una democracia de tipo participativa para las comunidades. La educación para la ciudadanía aparece entonces como una oportunidad de transmitir los valores ciudadanos en los alumnos, encontrando en este sentido, una función pedagógica- enseñar las instituciones del Estado, derechos fundamentales y principios constitucionales- y una función práctica, referido a cómo enseñar a los alumnos a ser ciudadanos, lo que se desarrolla a través del ejemplo y de la actividad cotidiana, lo que está directamente vinculado al uso de la ética para ejercer una ciudadanía responsable.
La educación para la ciudadanía se entiende como una tarea de toda la comunidad en su conjunto, siendo necesaria porque al momento de pensar en la ciudadanía, la primera impresión es vincular el concepto a las instituciones formales y a los llamados “actos cívicos” como el voto. Sin embargo, el ejercicio ciudadano es válido en todos los círculos sociales que tenemos en nuestras vidas (familia, escuela, etc).
Siguiendo lo planteado por García Roca (1998), la preocupación mayor de la educación consiste en activar los mecanismos comunitarios, el protagonismo del proprio grupo y sus potencialidades, haciendo que las poblaciones dejen de ser “objeto de educación” para pasar a ser “sujetos activos”, ya que su protagonismo es decisivo para la solución de los problemas sociales.
Para formar a niñas, niños y jóvenes de las futuras generaciones, es necesario hacerlo desde una perspectiva sobre cómo ser humano, para posteriormente agregarle los valores ciudadanos, pero en realidad ambos conceptos no pueden estar separados, ya que son valores que deben ir de la mano para crear un sentido de pertenencia a una sociedad.
Si bien, se espera que desde la familia se obtengan los principales valores ciudadanos a través del ejemplo de los progenitores, al ser esto un continuo aprendizaje a lo largo de la vida de las personas, también se espera que las organizaciones y empresas eduquen también para la ciudadanía, en lo que se conoce actualmente como la responsabilidad social, corporativa o empresarial.
Finalmente, el objetivo educativo de enseñar ciudadanía radica en formar ciudadanos con un alto nivel cultural y calidad moral, lo que forma la base de la implementación de la asignatura de Educación para la ciudadanía, que se caracteriza por no ser de carácter normativo en el sentido de imponer conocimiento a los alumnos, más bien todo lo contrario, fomentar el pensamiento crítico (enseñar a pensar) e inculcar valores para formar ciudadanos más conscientes de su realidad.
De esta manera, podemos considerar la importancia de la educación para incentivar la participación social y la convivencia en una sociedad democrática, y así inculcar una cultura cívica que traspase la barrera de la participación activa vista desde el acto de sufragar, entendiendo que los valores ciudadanos pueden ser aplicados en escenarios de mayor incidencia de nuestro día a día.
Fuentes:
- Miquel Siguan, Francisco García-Calabrés Cobo, Victoria Camps, Montserrat Alguacil de Nicolás, Manuel Segura Morales; Javier Elzo, Carlos M. Moreno and Enrique Moreno Castillo. Cómo se educa para la ciudadanía. El Ciervo, Año 56, No. 681 (diciembre 2007), pp. 10-16.
- Andrés Palma Valenzuela. La Educación para la Ciudadanía en España, 2004-2011. Revista Portuguesa de Pedagogía, año 45, 2011, pp. 39-69.
- Margarita Benjumea, Alberto Gutiérrez, Orlanda Jaramillo, Alejandro Mesa, Alejandro Pimienta. Formación Ciudadana (FC) y Educación para la Ciudadanía (EpC). Aproximaciones conceptuales y mínimos compartidos. Revista Temas, 2011, no 5, pp. 211-224.
- Francisco García Pérez, Nicolás De Alba Fernández. Educar en la participación como eje de una educación ciudadana. Reflexiones y Experiencias. Didáctica Geográfica, 2007, pp.243-258 https://idus.us.es/xmlui/bitstream/handle/11441/16332/file_1.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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